El clásico mundial de béisbol
me recordó mis tiempos de pelotero, por qué la mayoría de los cubanos sabemos
algo de pelota…
Recuerdo que fue con
10 años más o menos que gané mi primer campeonato, jugué un solo juego y no fue
mucho lo que hice, solamente me presenté a mi práctica de pelota al terreno de
Caraballo, era German mi entrenador y para mi suerte era el juego que decidía
el campeonato contra Jaruco, y faltaba uno en el equipo, así que me pusieron a
mí, el más pequeño, todos los demás eran de 12 años, recuerdo que estaba
Alcides y su hermano del barrio de la Plata. Ganamos, no recuerdo si bateé, lo
que si recuerdo es que si venía un fly hacía mí, alguien más lo atrapaba. Después
de eso si gané algunos campeonatos, no éramos tan malos, teníamos en el equipo
a Yamil, que con 12 años la sacaba del estadio de Jaruco, teníamos a Pepino el
hijo de Melo, Arisbel del Jobo, Billito, a Ivanqui y muchos más, teníamos buen trabuco.
Ni hablar de los
juegos de verdad, de los clásicos que se jugaban casi siempre los domingos, de
gratis, por una pequeña apuesta o por una caja de cerveza en el stadium de
Caraballo, ahí si venía el equipo grande y los pedazos de gradas que habían se
llenaban para ver jugar a al equipo del pueblo contra los pueblos vecinos o
equipos del mismo pueblo, allí estaban Noelito, Carlos “Canceco”, Rafael, Luis
Ebra, Papito, Kikin, Landi, Alberto el negro y Miguel su hermano, estaba también Melo y
su hijo Yoel “Victor Mesa” y muchos más que no recuerdo; esos si eran clásicos,
la gente se emocionaba, comía caña, los árbitros mal pagados o casi voluntarios
abandonaban el juego cuando les protestaban, los aficionados entraban al
terreno, los equipos se prestaban los guantes, bates y pelotas; y de vez en
cuando habían sus pequeñas discusiones, que casi siempre no llegaban a más.
El terreno de Caraballo era según he leído y escuchado, uno de los
mejores terrenos de la zona en sus primeros tiempos; para mi época ya estaba
deteriorado (ahora ya no queda mucho de el) en el clásico del domingo había que
tener mucho cuidado cuando la pelota salía de foul o de jonrón porque no había
cercas y la pelota podía caer al cañaveral o dentro de un herbazal profundo en
donde muchas veces no había forma de recupéralas, y como no habían más pelotas el
juego se terminaba.
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