martes, 23 de agosto de 2016

El Padre Balbino y el Maniquí de Hilda la Mora

Autor: Andrés González

Era el día de los bautizos y bodas gratis en Caraballo, el Padre Balbino en sotana y recostado al marco de la puerta principal de la iglesia, abierta de par en par lee un periódico a toda la capacidad que le dan sus brazos extendidos, saluda a los que van entrando con chiquillos de brazos y de la mano de sus parientes, mirándolos por encima de los espejuelos, está haciendo tiempo para que al momento de empezar a rociar agua bendita sobre las cabezas todo salga de una vez.
De momento en la calle real se detiene un carro de alquiler, presuroso y de traje blanco sale el novio, le abre la puerta a su prometida que batalla por escaparse del asiento, tratando de acomodar el inflado vestido de novia, y el ramo de flores. Ya parados los dos en la acera comienzan a caminar, recto, rumbo al altar; a mitad del tramo entre la calle y la entrada el cura gesticula y le pide a la novia que se ponga a la derecha del mismo lado en que él se encuentra parado, obedecen y siguen avanzando. Al llegar al quicio El Padre Balbino en un súbito movimiento levanto el periódico, extendido lo dejo caer con fuerza sobre la cabeza de la novia, desgarrándolo justo en su centro, lo llevo cuello abajo, ya sobre los hombros de esta le cubrió la espalda y el escote y le dijo "ahora si estás bien vestida para entrar y casarte hija!".........
La historia es verídica, también era verdad que para hacerse un vestido de novia no había que salir del pueblo. La tela, los encajes, lentejuelas, botones forrados y las cintas se conseguían en la tienda de Jesús La Campa y de Pellicer y Ramonin Prendes. Hilda La Mora la mama de Yamil cocía a la medida y lo mismo diseñaba una combinación de blusa y saya de tachones para la fiesta del Liceo, que una bata de comunión, que un traje de cola, velo y tiara para matrimonio.

Tenía un maniquí de un torso de mujer en su sala junto a su máquina de pedal Singer y la recuerdo cuando entraba a llevarle el periódico con su trenza y sus alfileres en la boca plisando una pieza, entre cortes de telas floreados y revistas de modas. No sé si Balbino caso ese día a esa pareja, lo que me contaron se queda ahí, a la entrada de la Iglesia, estático, en la memoria ......,como el maniquí de Hilda la Mora.......,,


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