martes, 10 de febrero de 2015

El Brujito

Autor: Andrés González



Serafín Travieso heredó en diminutivo el apodo ganado por su padre al cual llamaban El Brujo, se algo del porqué de estos sobrenombres de oír los comentarios de los viejos del pueblo, así que estoy dispuesto a confesarles levantando la mano derecha lo que se y lo que me imagino como si estuviera parado frente a un juez o peor sentado en Villa Marista. Contaban que su padre tenía poderes sobrenaturales para terminar en corto tiempo trabajos descomunales, se dice que en una ocasión desmochó en una noche todo el palmiche de un palmar enorme y que al otro día asombrados y temerosos ante el mar de racimos en tierra los caraballenses comenzaron a creer que tenía pactos santos o diabólicos, elucubrando que si había saltado de palma a palma, de penca en penca, mezcla de Tarzan con Judini, en realidad lo llevaron bien, ni hoguera ni acto de repudio solo el apodo "El Brujo y a seguir trabajando" su hijo fue entonces conocido en el pueblo como "Serafín el Brujito" .... De esta parte Señor Juez o Instructor del caso, juro recordar pocas cosas de su personalidad y costumbres, en su juventud lo catalogaban de actuar de forma rara según me cuenta mi madrina, porque (cáiganse para atrás) en short y camiseta con pesas en las manos corría por las calles del pueblo, su casa tipo chalet de madera tabloncillo azul gris que pintaba cada 12 meses, jardines bien recortados, garaje con puerta, organizado y dentro un carro americano impecablemente cuidado que apenas usaba, de pocas palabra, sonrisa ausente, camisa a cuadros por dentro de un pantalón con cinto por encima del ombligo y pectorales de atleta lo veía yo cuando pasaba a visitar a mi amigo Reinaldo Rojas su vecino, para "charlar y disentir", sentado en su biblioteca a la luz amarrillenta de una lámpara leyendo quizás un catálogo de leyes, no tomaba el agua del pueblo, iba a buscarla a los manantiales de Bainoa, se casó dos veces, la hermana de su primera esposa se llamaba Mella vivía con ellos y nunca abandonaba a una muñeca que llevaba en brazos a todos los lugares, y sé que no tiene que ver con la historia pero en los juzgados uno hasta dice cosas que no tienen relación con el caso, estudio ruso por los cursos de Radio Rebelde creo que se cultivaba se cuidaba y se salía de la norma del caraballense promedio, al final de su vida, dolorosamente una torticolis permanente lo afecto y así y todo con su cuello torcido lo veía montar en bicicleta haciendo sus diligencias, no sé nada más ... detengan y pregúntenle a Orestes Pinero el Guayabo, si quieren más información interróguenlo a él. Recientemente me dijo alguien (testigo presente del hecho) que en los sesentas, regresando de la corte de Aguacate donde trabajaba como juez, dos milicianos le dieron el alto, al no parar le dispararon y la bala se incrusto en la columna metálica lateral entre las ventanas del carro .... creo no le dio por ser el BRUJITO !ah y los milicianos? bien gracias, ni investigación ni fianza.....

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