Serafín Travieso heredó en diminutivo el apodo ganado por su
padre al cual llamaban El Brujo, se algo del porqué de estos sobrenombres de oír
los comentarios de los viejos del pueblo, así que
estoy dispuesto a confesarles levantando la mano derecha lo que se y lo que me
imagino como si estuviera parado frente a un juez o peor sentado en Villa
Marista. Contaban que su padre tenía poderes sobrenaturales para terminar en
corto tiempo trabajos descomunales, se dice que en una ocasión desmochó en una
noche todo el palmiche de un palmar enorme y que al otro día asombrados y
temerosos ante el mar de racimos en tierra los caraballenses comenzaron a creer
que tenía pactos santos o diabólicos, elucubrando que si había saltado de palma
a palma, de penca en penca, mezcla de Tarzan con Judini, en realidad lo
llevaron bien, ni hoguera ni acto de repudio solo el apodo "El Brujo y a
seguir trabajando" su hijo fue entonces conocido en el pueblo como "Serafín
el Brujito" .... De esta parte Señor Juez o Instructor del caso, juro
recordar pocas cosas de su personalidad y costumbres, en su juventud lo
catalogaban de actuar de forma rara según me cuenta mi madrina, porque (cáiganse
para atrás) en short y camiseta con pesas en las manos corría por las calles
del pueblo, su casa tipo chalet de madera tabloncillo azul gris que pintaba
cada 12 meses, jardines bien recortados, garaje con puerta, organizado y dentro
un carro americano impecablemente cuidado que apenas usaba, de pocas palabra, sonrisa
ausente, camisa a cuadros por dentro de un pantalón con cinto por encima del
ombligo y pectorales de atleta lo veía yo cuando pasaba a visitar a mi amigo
Reinaldo Rojas su vecino, para "charlar y disentir", sentado en su
biblioteca a la luz amarrillenta de una lámpara leyendo quizás un catálogo de
leyes, no tomaba el agua del pueblo, iba a buscarla a los manantiales de
Bainoa, se casó dos veces, la hermana de su primera esposa se llamaba Mella vivía
con ellos y nunca abandonaba a una muñeca que llevaba en brazos a todos los
lugares, y sé que no tiene que ver con la historia pero en los juzgados uno
hasta dice cosas que no tienen relación con el caso, estudio ruso por los
cursos de Radio Rebelde creo que se cultivaba se cuidaba y se salía de la norma
del caraballense promedio, al final de su vida, dolorosamente una torticolis
permanente lo afecto y así y todo con su cuello torcido lo veía montar en
bicicleta haciendo sus diligencias, no sé nada más ... detengan y pregúntenle a
Orestes Pinero el Guayabo, si quieren más información interróguenlo a él.
Recientemente me dijo alguien (testigo presente del hecho) que en los sesentas,
regresando de la corte de Aguacate donde trabajaba como juez, dos milicianos le
dieron el alto, al no parar le dispararon y la bala se incrusto en la columna metálica
lateral entre las ventanas del carro .... creo no le dio por ser el BRUJITO !ah
y los milicianos? bien gracias, ni investigación ni fianza.....
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