martes, 10 de febrero de 2015

CENTRAL HERSHEY – STA CRUZ DEL NORTE


(Publicado por D. Jácome)



Muy cerca de Santa Cruz del Norte, que es un municipio ubicado en la costa norte de la isla, se encuentra un lugar reconocido por su naturaleza y los bellos paisajes. Nos referimos a los “Jardines de Hershey”, que con su exuberante vegetación y la posibilidad de darse un buen chapuzón en las cristalinas aguas de su río, lo han convertido en una atracción turística.
Aunque lo cierto es que parece que el tiempo se ha detenido en este lugar, cuyas casas de piedra o madera con techos de zinc y ordenadas junto a calles perfectamente delineadas, recuerdan un poblado rural norteamericano del siglo pasado. Vale la pena comentarles un poco de su historia, que comienza aproximadamente en 1916.
Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, el azúcar de remolacha europea que Milton S. Hershey utilizaba en su fábrica de chocolate empezó a escasear, por lo que el magnate decide viajar a Cuba, conociendo la fama y calidad de lo que fuera nuestro principal producto nacional. Para los que lo desconozcan, Hershey era dueño de la “Hershey Corporation”, la reconocida industria del chocolate más famosa del planeta.
Como era de esperar a su llegada se enamoró a primera vista de Cuba, de su clima, y de lo que él llegó a llamar “la eterna primavera tropical” y empezó a adquirir plantaciones de caña y planificar la construcción de refinerías que le garantizaran el abastecimiento de su fábrica en Pennsylvania.
Después de probar la calidad del azúcar cubano, optó por ocuparse directamente de su producción e incluso de su transportación hasta el puerto. Compro los terrenos y tomó la decisión de construir las fábricas y demás instalaciones necesarias para satisfacer su demanda del producto, con lo que hizo enriquecer esta zona, que además adquirió un mayor auge con la llegada del tren eléctrico.
El “Tren de Hershey”, es una auténtica reliquia que aún funciona y es a la vez, el único tren eléctrico que rueda en el país. Este tren parte del habanero barrio de Casa Blanca, y rinde viaje en Matanzas, hace un recorrido de 98 km, con una duración de algo más de tres horas.

Los primeros trenes fueron a vapor, pero en 1919 “Hershey Ferrocarril Cubano” comenzó a pedir equipos eléctricos a “JG Brill” y “General Electric”. El primer servicio de pasajeros comenzó en 1922 y hacía el recorrido entre la ciudad de Matanzas y el "Central Hershey". En el mes de Octubre de ese mismo año ya se extendió a Casablanca, al otro lado de la bahía de La Habana.
Para 1924 tenía una flota de 17 coches de pasajeros y 7 locomotoras eléctricas. Además de los pantógrafos de los vehículos troles realizado con el fin de cruzar las líneas de tranvía en Matanzas y Regla. De los 17 coches que tenía el tren en sus primeros tiempos, aún quedan tres “auténticos” de los construidos en 1917 en Pensilvania, sede del grupo Hershey.
Con el paso de los años no dudó en favorecer este complejo industrial, ampliándose tanto las instalaciones del ingenio, como las de sus plantaciones de caña de azúcar. Y para que sus trabajadores, aunque ya disponían del tren, no tuviesen que hacer largos recorridos y perdiesen tiempo en ello, Hershey ordenó construir una pequeña comunidad de viviendas, basadas en el mismo modelo que había creado para sus trabajadores en Pennsylvania, USA.
Las casas de este pequeño pueblo eran cómodas y disponían de los servicios necesarios para ser confortables. Tenían un estilo americano muy pronunciado, pues a pesar del clima tropical, contaban hasta con chimenea. La comunidad disponía de su propia planta de energía, alcantarillado y agua potable. Además de las viviendas, Hershey, que quería a sus empleados saludables, mandó a construir un centro médico totalmente equipado y una farmacia bien abastecida. Teniéndolos cerca, sanos y contentos, no tendrían razones para faltar al trabajo.
Construyó una escuela pública gratuita para los hijos de sus trabajadores, un supermercado y una carnicería, ambos dotados de adecuadas obras con grandes frigoríficos y paredes de brillantes azulejos. No faltó en su proyecto un club social deportivo con varias instalaciones, entre las que se incluían un campo de béisbol e incluso uno de golf. Los más pequeños disponían de su pequeño parque infantil con toboganes y columpios.
Tal fue su logro, que el gobierno cubano, de ese entonces, condecoró y premió en varias ocasiones, a este empresario norteamericano, que de hecho cuenta con la presea más alta que Cuba concedía: la “Gran Cruz a la Orden Nacional”.
A fines de la Segunda Guerra Mundial, la compañía ya tenía suficientes plantaciones en Estados Unidos y resuelto el problema que lo había traído a nuestro país, llegó a la conclusión de que ya no necesitaba del azúcar cubana. Todas sus fábricas y propiedades, incluido el ferrocarril, fueron vendidas a la “Cuban-Atlantic Sugar Company.”
En 1958, la “Hershey Chocolate Corp.” vendió este Central al industrial cubano Julio Lobo Olavarría (1889-1983) principal propietario de centrales azucareras, dueño de 16 centrales y el mayor productor de azúcar de Cuba. Lobo fue el más importante hacendado cubano, con grandes posesiones de tierras distribuidas por todo el país y propietario del mayor número de centrales azucareros, cuya producción total ascendía a 4 117 mil arrobas diarias y uno de los principales vendedores del dulce en el mercado mundial. Sobre Lobo ya les he comentado en otra publicación.
Del municipio de Santa Cruz del Norte quedan muchos temas por publicar. Allí se encuentra actualmente la fábrica del “Ron Habana Club”, donde antes se fabricaba entre otros, el “Ron Sta Cruz” (1928), ya que el “Habana Club” se producía en la fabrica “Arechabala” de Cárdenas, provincia de Matanzas.
También este Municipio, que hasta 2010 perteneció a la provincia La Habana, ahora es uno de los que conforman la nueva Provincia de Mayabeque… Con lo que el ron “Habana Club” tiene el record de haberse fabricado en tres provincias diferentes: Matanzas, La Habana y Mayabeque. ¿Faltará alguna otra?
Y para finalizar, como nota curiosa, en 1912 Milton Hershey y su esposa se salvaron de viajar, y quizás morir, en el “Titanic”, a causa de una repentina enfermedad de última hora de la Sra. Hershey, lo que los obligó a cancelar los pasajes que debían llevarlos desde Inglaterra a Nueva York. Como prueba documental, en el “Museo Hershey”, en Harrisburg, Pensilvania, se conserva el cheque con el que se pagó los pasajes a la “White Star Line”, compañía naviera dueña del “Titanic”.
Sin dudas, un hombre de suerte...
CUBA EN LA MEMORIA 07/01/2015

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