Volvió a nevar, anoche, de nuevo, con mi pala amarilla y
tratando hacerle el menor ruido posible al vecindario este domingo, temprano,
limpie la parte más fácil del parqueo donde la nieve blanca y liviana se deja
mover sin mucho esfuerzo, hacia la calle, sin embargo, ella se torna pesada
dura y apisonada, como costra callejera, que hay que quitar, ahí es donde se te
sale el bofe, ahí es que sentí el motor de la removedora de nieve de mi frio e
insaludable vecino americano (no está enfermo, solo saluda con dificultad) por
un momento pensé que iba a invadir y hacer volar mi Isla de Nieve para darme
una demostración de fuerza, pero para mí pesar no lo hizo, quizá por timidez,
por falta de solidaridad, o por no quererse inmiscuir en mis helados asuntos
internos.... , ahí es cuando me acorde de Bartolo............
No quiero equivocarme pero Bartolo media como siete pies, corpulento,
de carácter pueril ,de pocas palabras, enormes pies, enormes manos, cuyos dedos
medios eran del grosor de la pantorrilla de un recién nacido a término, desde
lejos y sin conocerlo podía resultar intimidante, pero no, no, hasta lo que yo sé,
Bartolito era un pedazo de pan negro con ojos, trabajaba como peón de línea, en
Ferrocarriles del Central Hershey, el mango de madera de la mandarria se le hacía
diminuto entre sus manos y conseguía entrar los clavos de línea en los polines
de pino rusos de un par de golpes, (los polines yanquis había que barrenarlos) sudoroso,
se desmontaba en las Cuatro Esquinas de Caraballo del fotingo de línea que movía
a la cuadrilla y ya tomándose su también sudado cuarto vaso de aluminio de
guachipupa de fresa, lo veía mirar tímidamente de reojo a la negra Chana que se
doblaba en L y rebotaba desternillada de risa golpeando la columna del Bar de
Pepe Pou con su natural prominente anatomía posterior encapsulada en su
ajustado pantalón de poliéster rojo, por un cuento que le estaban
haciendo....... Siguiendo con el mío ...mi cuento,...los domingos Bartolo
pasaba rumbo al parque con su guayabera de mangas cortas, sus zapatos de dos
tonos, su pantalón de pliegues, su humeante y kilométrico tabaco en la boca y
un diminuto sombrerito en la cúspide de su enorme humanidad y tomaba la guagua
hacia Bainoa..??
Por los 70 el Pre de la Habana me hizo una conexión especial
y me dejo hacer mi segunda zafra (escuela al campo) en Caraballo, estuve tres
meses en la brigada del Central como machetero, allí estaba Bartolo, también de
machetero y aspirando al Partido, sin decir no ante ninguna tarea asignada, ejemplo
ante los demás, solidario semanalmente el más productivo,...Yo ya conocía el
bejuco del Pica Pica y sus vainas, Prendes y yo las habíamos dejado olvidadas incógnitamente
una vez en el Cine dentro de un cartucho de papel abierto con semillas de Cedro
escachadas y nos salimos a mitad de película ( 5 PES, PESTE A PEO Y PICAZÓN
PIDO PERDÓN)... Esa tarde, deje en el corte, para el final, en el medio del campo, una isla
de macollas de cana enredadas de pica pica del tronco al cogollo, con vainas
engrifadas y velludas de pelusas blancas, listas para encenderme el cuero, ahí apareció
Bartolo y me dijo "Que te pasa muchacho?" conteste "No se cómo
entrarle a esta Isla de Pica Pica" Se cercioró que lo observaban y en voz
alta para que lo oyera el secretario del partido me dijo "ESO ES FÁCIL, MÍRAME
COMO LO HAGO Y SIGUE MI EJEMPLO" y en un santiamén arrasó a mano limpia y
sin guantes con la bejuquera, en un dos por tres a machetazos líquido a los
plantones, los apiló, recogió su porrón de agua y se fue al camión horondo....,
Desde entonces en mi casa cuando puedes soltarle a alguien el muerto de una
tarea difícil con el pretexto de que "tu si lo haces bien" o
"que bien te queda a ti" decimos que nos estamos BARTOLEANDO,.....
Ahora me voy a encender mi snow blower machine que ni traducción tiene al castellano
y a meterle mano a mi Isla de Hielo que a este gringo no hay quien lo Bartolee.