Autor: Andrés González
Se que si vuelvo hoy me tendrás que llevar de la mano y que no reconoceré caras por nuevas, ni casas por viejas y destartaladas, que tendré que bordear los baches llenos de agua de lluvia, que los escombros y los basureros serán parte del recorrido.
Es verdad que todo evoluciona, en bien o a nuestro pesar, en mal y hasta la forma de nombrar tus barrios, si, se cambió, se sabe, de decirle la Calle de La Valla a el Barrio de la Plata, fue porque un buldocero descubrió por allí un tesoro enterrado. Por suerte El Vedado, pasarela de nuestros empolvados peloteros raspando sus aceras con el sonido metálico de sus “espais” creo no ha cambiado su nombre, enmarcado desde el puente de la caña’ hasta la Mansión de Sacarías Lozano, nuestro millonario en pesos cubanos (el BNC así lo certificó con un diploma),Creo que Caraballo siguió creciendo y dejó de ser ese trazado geométrico de manzanas atravesadas de Este a Oeste por la carretera (sin #) de San Antonio a Aguacate. ¿Le dejo a los que saben más aclarar si el callejón de Melón está urbanizado, si es a lo que llaman La Cooperativa? …El desgarrante llanto de Nicole mi vecina americana, me recordó los que escuchaba de los familiares en mis madrugadas de guardia retumbando entre los muros de los pabellones en el Calixto García cuando se les moría un ser querido, lloraba quebrada por el dolor dentro de un gallinero que habían construido hacía poco en la parte alta de su pelada y gris roca patio.
Nuestra calle se llama Canyon, un desfiladero de quincalla. Ni por sus sollozos me atreví a cruzar y subir a preguntarle que había sucedido, ¡JAMÁS! Opté por textearle, ¿qué pasó? escribí, me contestó “El gallo se ahogó en el estanque de los patos”. Sentí alivio pues pensé lo peor, para Nicole fueron tres días o más de recogimiento , cortinas cerradas, visitas de sus padres con caras largas, de amigos apesadumbrados y sus niños tristes, recientemente escuché proveniente del gallinero un nuevo y estruendoso Kikirikiii, por supuesto, no le cambiaron el nombre al barrio, que pudiera haber sido muy bien “Calle Gallo Muerto”, aunque creo que lo que hizo pasar el evento por debajo de la alfombra es la ordenanza municipal de que no se permiten los gallos por sonoros …
Mirando ahora a través de mi ventana viendo el mini desfiladero nevado, confio que Caraballo no se ahogará en sus desventuras ni en sus charcos, hay días malos, a veces se llora y uno se lamenta y duele ver calamidad, pero recuerden …Caraballo mató un gallo y lo peló con agua fría, todo sigue en su lugar, quizá con diferentes nombres , pero aún en la adversidad está habitado por mucha gente buena que merecen lo mejor, espero que pronto otro gallo cantará para ellos, como en el gallinero de mi vecina Nicole.
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