miércoles, 7 de junio de 2017

Todo el que emigra muere un poco para los que se quedan

Autor: Andrés González

De muchacho yo, viendo en el viejo cine de Caraballo una película española le oí decir una frase a uno de los personajes "todo el que emigra muere un poco para los que se quedan"..... no sé porque me caló tanto oír aquello sentado en la incómoda butaca de madera…moviendo los pies para evitar los mosquitos, mientras Guillermo oscilaba cadenciosa y manualmente un enorme ventilador de pie tratando de mitigar el húmedo y pegajoso calor de la noche.....
Por aquellos tiempos muchos no concebíamos que era no estar... y mucho menos que al regresar un día, ya no seriamos los mismos; que algo había cambiado, que eras un poco alguien "no de allí", un extranjero.........
Donde estuvo la cervecera me encontré un kiosko y despachando allí a la hija de Mayra Sosa, sus bisabuelos maternos vinieron a Caraballo desde el Líbano, la emigración desde esa zona del Medio Oriente era notoria en el pueblo y se diferenciaban principalmente por el acento, y el gentilicio Moro o Mora según el sexo, eras pues Elias o Rene el moro o morito o Sara o Fefa la mora o morita. Antes de la cervecera, digo en el lugar y atrás en tiempo de paredes de piedra, puertas con postigos, techos y portal corrido de tejas hay tres casas adyacentes, en la del medio Graciela se mese en su sillón, ya anciana, aun maquillada, con estola alrededor de los hombros, aretes y collar de perlas rodeada de gatos barcinos y de angora que toman leche de un plato de aluminio en el piso y saltan sobre su regazo para ser acariciados con el lomo encorvado y sus rabos apuntando al techo, tiene una baranda divisoria con una puertecita chirriante entre la sala y el pasillo oscuro que pasa por su cuarto y va a la cocina donde ladra insistentemente un perro y que nadie puede franquear, en la sala da clases de inglés y se reúnen los jóvenes del pueblo a escucharla contar de su nativo Nueva York.....
Angelito el chino era de tramos cortos, del mostrador de la ferretería de Mario en la calle de la Valla a su casa cruzando la calle Real, frente al taller de Millo y viceversa, si se dio un viaje largo a China y se trajo una esposa que se vio pocas veces con él, pues no salía de la casa; estimo que írsele al Comunismo una vez y que te vuelva a tocar al otro lado del globo terráqueo fue algo desafortunado en su vida de inmigrante pero no le quito la sonrisa y el segundo rebote lo llevo a California con sus dos hijas chinitas….
Caminando por la acera del parque rumbo a la cola del gas llegué al grupo y saludé efusivamente entre abrazos y fotos me percaté que era cierto, no te miran igual, es inevitable, formas parte de los moros, los chinos, los americanos y un poco de los difuntos que regresan de vez en cuando.

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