La historia de la invasión de las cangrejillas rojas la oí a mediados de los ochentas de los labios de Melitina, en la estratégica y mutua complicidad de la espera, ambos de pie, ella robusta y mofletuda detrás del mostrador me la relató metiendo y sacando con desdén el corcho a una botella de ron vacía, pellizcándolo con sus gruesos y trabajados dedos y, que, yo del otro lado, le había dado sacándola sigilosamente de una jaba casera hecha de saco de yute en una bodega de La Sierra del Arzobispo. Fue así que al explosivo, y sonoro acorde del puff puff del tape y destape del envase que yo necesitaba ella me mediase de aceite vegetal fue que, entre repisas vacías y esperando la ausencia de testigos me entere del suceso......
Fue antes del 1959, una gigantesca migración de cangrejillas rojas comenzó
a subir desde las faldas de la meseta donde se encuentra el poblado, y durante
tres días, el verde valle de Rio Blanco se coloreo de rojo. El manto de
millones de crustáceos cubrió las paredes de las casas, garraspeo con sus huesudas
patas en los techos de zinc impidiendo el dormir y el descanso de los
sorprendidos lugareños, fue una batalla campal con escobas de palmiche
espantando a los intrusos y trapos tapando los quicios de las puertas y los
espacios abiertos en las soleras por donde se descolgaban como piratas de ocho
patas inundando las casas, fueron tres días de difíciles caminatas a la
letrinas e histéricas jóvenes sacudiendo sus sayas largas para deshacerse de
las trepantes alimañas...
La móvil costra roja paso por fin y se desbarranco hacia la costa por
las colinas al oeste de los Jardines de Hershey trepándose a las matas de
anones silvestres y ya cerca del mar a la línea de uvas caletas de los arrecifes
para desaparecer como un río de lava entre la espuma y el oleaje....
En Caraballo nunca que yo sepa se supo nada de la invasión de las cangrejillas
rojas de la Sierra, cierto que eran otros tiempos pero no fue ni rumor ni
noticia, ni presagio funesto, en si los cangrejos allí llegaban en la cama de
un camión a veces de la Ciénaga de Zapata en mazos de a doce, maniatados con
ariques y con las horas de vida contadas. Me enteré de la historia 30 años después
en medio de la escases y las migraciones masivas de seres humanos hacia el
Norte; quizá fue un presagio Melitina fue mi FUENTE y la creí.....
Tal como creyó el joven pecoso y rubio Cangrejo Galván a Amadito FUENTES
cuando en los sesentas este último lo llevo a conocer la Habana por primera
vez; Cangrejo se acercó a la orilla del muelle de Casablanca al bajarse del
tren de Hershey y mirando boquiabierto un enorme buque soviético que salía pitando
rumbo al Morro preguntó "Y ESO QUE ES??" y Fuentes dijo con desdén "la
lanchita de Regla.".
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