Ay la vida moderna! Tan distinta a "la otra",
sobre todo cuando se contempla de este lado del Estrecho....
Temprano llegan mis camaradas maestros al trabajo, no
importa su asignatura o sexo, partidos por el peso de sus bultos, cargados de
mochilas, carteras, maletines y jabucos colgándoles de cualquier área de su anatomía
corporal, hombros, antebrazos flexionados en V, espalda o pescuezo, pero ojo!,
una mano, o las dos, con todos sus diez dedos son dedicados a sostener con
elegancia el humeante vaso de Café Americano o la amarillenta infusión de Té. Esos,
para mí, junto a la botellita plástica de agua y la lata de refresco o la
"soda" son los líquidos extra corporales que más largas distancias
viajan junto a los seres humanos en estos días.
Comencé a chocar con esta costumbre tan COOL de llevar en la
mano y de beberse todo, buchito a buchito y lentamente, al arribar a Estocolmo
en 1994 cuando seguía a los suecos, algo abochornado. Ellos Pepsi o Fanta en
mano; Yo, con una bullera negra bolsa plástica de basura mediada de botellas y
de latas de aluminio del Metro, a las escaleras eléctricas y de ahí a los
parques donde se sentaban a disfrutar entre otras cosas de la breve luz solar
del invierno escandinavo. Calcular después de interminable espera el momento
del ultimo sorbo y capturarlos camino al depósito de basura (todo un arte)
detenerlos infraganti cual policía al acecho, claro cortésmente en su IDIOMA
pronunciar autoritario SLUTAAA!!! que quiere decir (PAREEE!!!) el resto, lenguaje
extra verbal, apuntar con el índice a la lata vacía y está a mi bolsa, sonido
de caja contadora al abrirse para caerle el cash, matemática elemental, simple ecuación
11 latas vacías = 1 Corona Sueca y Siete Coronas = 1 US Dollar........
Que yo recuerde en Caraballo el único ceremonial de
trasladar un líquido a una o dos manos en un recipiente aun tibio y sonoro se hacía
temprano y no tenía nada de COOL, de hecho casi siempre la persona designada
para la diaria encomienda era una abuela o la tía más vieja, ni mujer joven ni varón
de cualquier edad tenían que ver con el Tibor y su traslado…..Hecho para
recorrer distancias cortas, carentes de tapa, la mayoría de los modelos, debían
llevarse con enorme maestría y estabilidad a prueba de tropezones, en el
trillo,,,,vampirezcos perse, reacios a mostrarse a la luz solar, fantasmagóricos
y azulblanquezinos como opacos cometas sin cola del amanecer los rememoro en su
lento movimiento horizontal hacia los escusados del fondo de los patios. Mucho
menos recuerdo la deambulación parsimonia y lentitud en los caraballenses al
tomarse una botellita de refresco prieto, marca SON cuando las vendían
congeladas y a cinco centavos, les daré solo tres razones MATEMÁTICAS Y FÍSICAS.
1), se te calentaba, 2) la meta era tomarse la mayor cantidad en el menor
tiempo posible, antes de que se acabaran, 3) los dependientes del bar no te
dejaban sacar el envase ni al portal.
Regresando al tema Tiboral; me es imposible no narrar lo que
me contó un pinareño diminuto en talla y colega "Albertico" que se
hizo médico cerca de la edad del retiro, y limpio pisos en el Oncológico antes
de empezar la carrera. El llegó adolescente a la ciudad de la Habana a convivir
con una tía en un cuartico de la calle Desamparados en la época de Fulgencio
Batista, consiguió trabajar para un Gallego que tenía una cafetería distante, el
trayecto de ida y vuelta lo hacía caminando. Todas las tardes un sargento de la
policía venía a comprar un tabaco Corona con un billete de 20 pesos, nunca le
cobraban, por miedo a incomodarlo. Un día Albertico antes de entrar al trabajo
compro un Orinal para su querida tía, en una ferretería cercana y se lo envasaron
en una caja de regalos. Esa tarde volvió el policía al Café con los veinte
pesos a comprar su tabaco habitual. Albertin miro de reojo al gallego que con
un gesto de cabeza y un guiño de ojo asintió que esta vez le cobrara. Temblando
como una hoja, le tomo el billete y lo metió en la caja contadora que sonó metálicamente
al abrirse, le dio el tabaco y el vuelto observando la cara del vigilante
tornarse rojo purpura. A media noche, al cerrar el negocio y camino a su casa
por los portales habaneros cargando su caja entre las manos Alberto vio que lo
llamaba el policía del tabaco sentado dentro del auto patrulla, "PÁRATE AHÍ"
le grito, que llevas en esa caja a estas horas de la noche? con voz trémula le
contestó "un tibor"….."para mi tía"… receloso y con la mano
en el mango de la pistola le ordeno "mira arrodíllate y saca eso de la
caja" cuando comprobó que no mentía, tomo la caja, le entrego sonriente el
esmaltado recipiente y le dijo..."mira las cosas están muy malas en estos
tiempos con los petardos y las bombitas, sigue pa' tu casa con eso sin la
caja"....así camino tibor en mano abochornado y presuroso largas cuadras y
avenidas de la antigua Habana nocturnamente iluminada...., nada... quizá en
esta época hubiese sido COOL, la caminata.. LA HISTORIA lo hubiese ayudado, pues
hasta envidiándole le gritaron desde los balcones" VAYAAA, tremenda taza
asere, pa' tomar cerveza en los carnavales", o a lo mejor no lo hubiesen
vislumbrado, amparado por los escombros y la oscuridad de los apagones.