martes, 2 de septiembre de 2014

En un Trailer y sin Libreta

Autor: Andrés González

No creo en maldiciones pero hay algunas que por cosas de la vida se cumplen.....A Caraballo iban periódicamente, circos y ferias de caballitos por esos días veíamos caras nuevas que desaparecían junto con la partida de las carpas, los payasos las rumberas los monos los leones famélicos ,el domador y los operarios, Recuerdo las iluminadas estrellas giratorias que nos ponían a la altura del campanario, las sillas voladoras, las casetas metálicas de tiro al blanco y los mareantes carruseles de caballitos de madera.
Ese lunes de septiembre de hace medio siglo, pase con mi maleta de cuero cargada de libros y libretas por el parque rumbo a la escuela primaria "Miguel Mateo" (Centro Escolar), habían desaparecido en la madrugada todos los aparatos del Parque de diversiones ambulante que estaban funcionando en la calle frente a las casas de Risa, Gilla, Sofia Rojas por ahí para abajo casi hasta casa de María Antonia Trasancos, al tomar la calle de la zapatería entre el familiar claveteo de Kike y Manolo Revilla y, el etéreo olor a goma de pegar zuelas, el sonido de las tártaras metálicas y el olor a pan recién horneado, detrás de la panadería apareció ante mi, largo y azul sin ruedas ya, sobre unos polines de linea,como un barco fantasma, o como nave espacial el traile de "Ernesto el caballitero", allí en ese solar vació rodeado de hierbas y montones de basura, no se porque motivo quizá cansado de dar tumbos por toda la isla, quiso quedarse a vivir, Ernesto tenia familia, su mujer Luisa flaca blanca de argollas en las orejas y pulseras y amaneciente rojo creyon de labios, dos hijos Ernestico de mi edad grande y fornido (Luisa no era la madre) y una hembrita de unos 9 meses, que ya se paraba circentemente en la palma de la mano de su padre, Para subsistir Ernesto comenzó a rentar escopetas de perles para cazar, tenia varias y una pistola del mismo tipo, el mismo artesanalmente confeccionada los proyectiles derritiendo plomo , tenia una puntería infalible sin camisa sentado en la escalera de madera que subía a la puerta de entrada del vagón, cigarro en boca, podía darle en la cabeza a un ratón de los que merodeaban su propiedad. Ernestico se hizo mi amigo, fue así que par de veces entré al trailer y vi a cada lado de su estrecho pasillo central la diminuta cocina el fregadero "de juguete" la mesa y camas plegables la ducha y la microscópica taza o retrete, las puertas corredizas, sentí que yo vivía en un palacete (por la amplitud), y es que en Caraballo no estábamos familiarizados con las casas móviles y vivir en ellas nos parecía raro y poco probable, es mas el área se volvió peculiar y diferente, visitable por los curiosos, para ver el trailer de Ernesto el Caballitero y el yate que fabricaba mi primo Rodrigo en su portal del cual ya les conté........ En la vida todos chocamos con imposibles, el imposible de Ernesto el Caballitero para convertirse en residente permanente de Caraballo fue de siete letras. OFICODA, no hubo forma manera palanca que no trato para tener una "Libreta de Abastecimiento" nunca la consiguió no por mala intención de Nania Aguiar su duchisima funcionaria, sino por la burocracia que la guiaba, un día poco antes de desaparecer el trailer del solar de la misma forma en que llego le oí decirle a Luisa maldiciendo, desconcertado y furioso mientras yo jugaba con Ernestico afuera !OJALA QUE MUCHOS AQUÍ EN ESTE PUEBLO TENGAN QUE VIVIR EN UN TRAILER Y SIN LIBRETAAA! .......y se cumplió..

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