Pues sí, sobreviví a la aventura de pasarme siete días en
Punta Cana, con su avalancha culinaria, confuso e indeciso a la hora del
desayuno merodeando por el restaurant , titubeando si empezar el día con
champan o mangu, si con arepas o jamón y queso si con jugos o frutas si con
revoltillo o café con leche o atacar el departamento de dulces finos. Así tres
obligadas comparecencias ante la mesa cuadrada a lo largo del día avasallado
por un enjambre de veloces, afables sonrientes y locuaces meseros, con
atisbamiento y vigilancia a distancia del comensal, tan efectivo, que todavía
tu copa vacía no ha llegado a aterrizar sobre el blanco mantel ya tienes
descendiendo ante tu nariz la próxima sudada y burbujeante Presidente. Inmersiones
prolongadas en sombreadas azules tibias y extensas piscinas hasta, que se te
arruga y plisa la piel de los pulpejos de los dedos, es heroico pasar una
semana sin ingerir agua a no ser de coco y la del hielo de los tragos, y de ahí
a dormitar frente a la playa, con la brisa marina, bajo los cocoteros y las
sombrillas de guano.
Una tarde oscureciendo, rumbo la ultima cena desde los
jardines se me coló por la nariz después de dos décadas el olor a Galan de
Noche y dentro del restaurant vi al negro cocinero dominicano flaco y, encorvado
virando los bistecs y las hamburguesas en la reverberante plancha de metal
entre columnas de humo y vapor, y aroma a cebollas fritas, me pregunto casi
paternal: "QUE DESEA EL CABALLERO?", Una hamburguesa conteste, "Mejor
cómase dos" Como te llamas? le pregunte mientras le daba un dólar. Me
llamo José..............
Al oscurecer los caraballenses vigilábamos a José el de María
Antonia, el comenzaba su recorrido a paso lento, desde la Calle de la Línea, con
una jaba en cada mano, lo atisbábamos doblar por las Cuatro Esquinas y enfilar
rumbo al Bar De Aparicio. ALLÍ ESTABA SU PUESTO DE FRITAS, al llegar, se rebuscaba
en el bolsillo del pantalón la llave, abría
el candado, se agachaba ante las dos puertas abiertas y sacaba la bomba de
echarle aire al fogón de luz brillante, a ese punto y mientras hacía
reverencias sobre el pistón e iba llenando el deposito también se iba llenando
el portal de clientes. De las jabas comenzaba a sacar sartenes espumaderas y
cuchillos y a poner fuentes esmaltadas con papas rellenas, bistecs adobados
tomates rojos, huevos, teleras de pan y..yyyy.sus fritas, las fritas de José, redondas
oscuras de picadillo marinado con naranja agria en pirámides como bolas de cañon
y con lunares verdes rojos y blancos de ají, cebolla y ajo, te las escachaba
con la espumadera, al ponerlas en el pan las rociaba con arte con un pomo lleno
de un líquido aceitoso y picante, luego te las adornaba con una papas fritas
finas y crepitantes antes de taparlas con la otra mitad del pan......
A veces el cerebro nos juega malas pasadas, o buenas mejor
dicho, nos confunde y trampea ,, nos asegura que no hubo nada como el primer
amor, el primer beso, la primeras
fritas, LAS DE JOSÉ el negrito, nada como el olor a GALÁN DE NOCHE ......
EN CUANTO A, PUNTA CANA, Y su magnetismo, UN PLAN BIEN
ELABORADO, una trampa, de olores y sabores y buen trato......para que regreses.
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