martes, 8 de septiembre de 2015

Las Fritas de José en..... Punta Cana

Autor: Andrés González


Pues sí, sobreviví a la aventura de pasarme siete días en Punta Cana, con su avalancha culinaria, confuso e indeciso a la hora del desayuno merodeando por el restaurant , titubeando si empezar el día con champan o mangu, si con arepas o jamón y queso si con jugos o frutas si con revoltillo o café con leche o atacar el departamento de dulces finos. Así tres obligadas comparecencias ante la mesa cuadrada a lo largo del día avasallado por un enjambre de veloces, afables sonrientes y locuaces meseros, con atisbamiento y vigilancia a distancia del comensal, tan efectivo, que todavía tu copa vacía no ha llegado a aterrizar sobre el blanco mantel ya tienes descendiendo ante tu nariz la próxima sudada y burbujeante Presidente. Inmersiones prolongadas en sombreadas azules tibias y extensas piscinas hasta, que se te arruga y plisa la piel de los pulpejos de los dedos, es heroico pasar una semana sin ingerir agua a no ser de coco y la del hielo de los tragos, y de ahí a dormitar frente a la playa, con la brisa marina, bajo los cocoteros y las sombrillas de guano.
Una tarde oscureciendo, rumbo la ultima cena desde los jardines se me coló por la nariz después de dos décadas el olor a Galan de Noche y dentro del restaurant vi al negro cocinero dominicano flaco y, encorvado virando los bistecs y las hamburguesas en la reverberante plancha de metal entre columnas de humo y vapor, y aroma a cebollas fritas, me pregunto casi paternal: "QUE DESEA EL CABALLERO?", Una hamburguesa conteste, "Mejor cómase dos" Como te llamas? le pregunte mientras le daba un dólar. Me llamo José..............
Al oscurecer los caraballenses vigilábamos a José el de María Antonia, el comenzaba su recorrido a paso lento, desde la Calle de la Línea, con una jaba en cada mano, lo atisbábamos doblar por las Cuatro Esquinas y enfilar rumbo al Bar De Aparicio. ALLÍ ESTABA SU PUESTO DE FRITAS, al llegar, se rebuscaba en el bolsillo del pantalón la llave,  abría el candado, se agachaba ante las dos puertas abiertas y sacaba la bomba de echarle aire al fogón de luz brillante, a ese punto y mientras hacía reverencias sobre el pistón e iba llenando el deposito también se iba llenando el portal de clientes. De las jabas comenzaba a sacar sartenes espumaderas y cuchillos y a poner fuentes esmaltadas con papas rellenas, bistecs adobados tomates rojos, huevos, teleras de pan y..yyyy.sus fritas, las fritas de José, redondas oscuras de picadillo marinado con naranja agria en pirámides como bolas de cañon y con lunares verdes rojos y blancos de ají, cebolla y ajo, te las escachaba con la espumadera, al ponerlas en el pan las rociaba con arte con un pomo lleno de un líquido aceitoso y picante, luego te las adornaba con una papas fritas finas y crepitantes antes de taparlas con la otra mitad del pan......
A veces el cerebro nos juega malas pasadas, o buenas mejor dicho, nos confunde y trampea ,, nos asegura que no hubo nada como el primer amor,  el primer beso, la primeras fritas, LAS DE JOSÉ el negrito, nada como el olor a GALÁN DE NOCHE ......
EN CUANTO A, PUNTA CANA, Y su magnetismo, UN PLAN BIEN ELABORADO, una trampa, de olores y sabores y buen trato......para que regreses.





 

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