Todos los caminos llevan a Roma, dice un refrán, aunque
algunos se tornan tortuosos, con espinas, dolorosos e, irreconocibles. Caraballo
sin ser Roma TENIA CUATRO, asfaltados y se le podía entrar por cualquier punto
cardinal, sin contar con la Línea y los callejones.
Orgullo fatuo, pueblerino me dirán pero realmente, no éramos
un pueblo "boca de saco" "DEAD END" que por donde mismo se
entra se tiene que salir, nada de eso. Al llegar a los Cuatro Caminos, prefiero
hacer derecha (y hacer este paseo en bicicleta), no haría izquierda hacia
Bainoa, aunque si miro en esa dirección puedo ver en la nave del Centro de
Acopio, que "llego PAPA” y la están apilando en sacos de yute de 100
libras, junto a unas cajas de maderas por donde asoman comprimidas y verdes las
marchitas lechugas embadurnadas con húmeda tierra roja.
Nada mi opción y la de mis amigos, derecha. Adiós le decimos
a Nelia Blanco que se prepara en la parte de atrás de su casa a lavar, en su
blanca lavadora Americana. Con la brisa del Norte en contra, con un royito de
cordel de pita, par de anzuelos oxidados y hechos en casa por Arnelio, un
cuchillo de mesa, un corcho de botella y un pomo con fango y lombrices
pedaleamos por la Carretera del Pino rumbo al Rio del mismo nombre, pasamos en
franca competencia ciclística en viola por encima de los raíles metálicos del Crucero
de la Bodeguita de Los Mendoza y de su cerca con sus silbantes pinos. Inhóspita
estrecha y gris, silenciosa soleada carretera, solo jadeo, pedal y hierva de
guinea a ambos lados que si le arrancas una espiga tiene un tallo tierno verde
y dulzón, que se puede masticar y escupir para ir haciendo tiempo.
Al final del esfuerzo lo mejor está por venir, bajar la
loma, a partir de la escuelita rural, sin mover los pedales, puedes soltar
hasta los manubrios, disfrutar de la velocidad y de la brisa que te seca el
sudor, de la sombra, de los enormes árboles, del impulso, de la gravedad y tener que frenar
porque hay inercia suficiente para llegar al Entronque de Jibacoa (pueblo de
una sola entrada).
Antes de bajar las bicicletas a la cuneta y empezar a buscar
una caña brava o un gajo donde amarrar la pita, recostado a uno de los muros
del puente, ves pasar el agua rumbo a Paula, hacia los Jardines de Hershey
hacia Santa Cruz del Norte, vaya riito con tantos nombres, si total, es el
mismo. Al final de la pesca, el clásico chapuzón
en calzoncillos, en sus oscuras aguas, siempre temeroso de los Cativos, negros
y amarillos, culebras de agua, inofensivamente serpenteando entre las raíces y
las malanguetas. Me cuentan que ya no existe ese camino, que está invadido de
maleza, de matas de espinosas aromas, sin asfalto, con baches enormes, pienso
que pese a los inconvenientes los caraballenses siempre hemos tratado de llegar
a donde hemos querido y lo hemos conseguido.
La imagen del tercer Papa bajando de su avión en Boyeros, me
recordó que cuando vino el primero. Ese diciembre el que escribe (yo) tocaba en
mi primera visita a Cuba, como hombre libre, en todas las puertas para tratar
de llevarme (infructuosamente) conmigo a mi hija adolescente. Los mismos que
hoy reciben y estrechan la mano de Francisco, me forzaron cuando iba a llegar Pablo a montarme
sin contemplaciones, prematuramente en un avión, SIN ELLA y yo llorando como una
Magdalena, mire subiendo la escalerilla, desgarrado por el dolor,, como nos decía
adiós por segunda vez......
Precisamente llega ella, de Roma hoy, se fue a pasear. Hace
dos días, me pase tres horas de pie, en viola, VOLUNTARIAMENTE aplaudiendo a un
tipo de barba alto y que entre ovación y ovación, estrenaba su nuevo álbum
"TODO TIENE SU HORA”...Caramba es cierto, TODO LLEGA, yo en el Madison deleitándome
con la música de Juan Luis Guerra y mi "MUCHACHITA LINDA SAMIRITA POR EL
VATICANO”... Cuestión de opciones, fabuloso cuando usted decide por su propio
camino..................
Sugerencia:...., Deje de ser una lechuga, aplastada, mustia
y fangosa dentro de una caja de madera, trate por usted mismo y olvídese de la
pila de PAPAS pues ese río va a estar siempre cundido de Cativos y
CAUTIVOS,..... aunque vaya cambiando de nombre, mientras corre y pasa el
tiempo.