Autor: Andrés González
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Si alguna vez aquí (no allá), ante un pomo plástico vacío
haz tenido el dilema, el conflicto, y la sensación de que haces mal en ponerlo
en la basura no te sientas culpable, no estás solo, ese es tu subconsciente que
aun te sigue martillando. Hoy todo ha cambiado y hemos de aceptar que los que
un día tomamos agua con azúcar prieta para engordar, evitemos la pepsicola
regular de dos litros y tiremos con desdén su transparente envase........
En Caraballo todo era mineral o vegetal, madera hierro,
cristal, guano o piedra, mentalmente, retráiganse a los sesentas y busquen, no
encontrarán, ni en el parque, en la iglesia dentro o fuera de las casas, en los
patios, un instrumento, cacharro de cocina, un cubo, o cantara de leche plástica,
ni el único sólido y negro teléfono de manigueta del pueblo lo era....
El plástico invadió Caraballo por varios frentes y modalidades,
toda una novedad, en la época fueron el Calzado "KIKO PLASTIC", en
varias tonalidades de colores, para ambos sexos, con su amallado tejido
cuadricular, ventilados, resbaladizos internamente al mezclase sudor agua de
lluvia polvo y pies descalzos, aun los recuerdo, acechándome debajo de la
vitrina de cristal de la Peletería....
Graciosa y delicada hizo su plástica aparición
una jarrita azul en cada núcleo familiar, donde ajustaba aquella bolsa con
pintada vaquita conteniendo un litro de leche fría homogenizada, mágicamente embazada
para nuestro asombro, guardadas a diario sirvieron desplegadas y cocidas para
hacer manteles delantales y capas de agua, que leían alineadas MATILDA,
MATILDA, buenas para guardar en los congeladores propios o de tu vecino, un
trozo de hielo o la carne de la cuota quincenal,....Nada el polímero (el plástico)
llegó para quedarse en Caraballo, la jarrita, paso a ser venerada escanciadora
y sacio la sed a la hora de las comidas y compitió en la guarapera de Servando
Castillo de igual a igual con los viejos jarros de aluminio, y con los vasos
para beber cerveza de cartón y cera de las fiestas populares, perderla era
doloroso e irremediable, era única.... irreemplazable.....Ya médico por los ochentas pescando por los campismos del Litoral Norte de la Habana con un carrete, naylon y plomada aviste a unos cien metros de la costa flotando un envase color gris claro, deje la pesca, el viento del Noreste lo empujaba paralelo a la costa, lo seguí por encima del diente de perro desde La India hasta Puerto Escondido unos dos kilómetros, a medida que se acercaba trataba de enlazarlo infructuosamente con el carrete de nylon y con la plomada, como un vaquero a su vaquita, lo conseguí nadando, lo destape me maravillo su asa sus flexibles paredes plásticas su capacidad, lo lave por dentro temeroso de su antiguo contenido por varios días y al fin se hizo presente en mi mesa alabado por su plástica belleza, por muchos de mis amigos vecinos y comensales, casi percibía que hubiesen querido uno así para su casa, no era envidia,.......... es que era tremendo pomo plástico, creo que lo heredo mi suegra.
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