lunes, 20 de octubre de 2014

Mis Playas

Autor: Andrés González

Por dicha geográfica los Caraballenses ausentes disfrutábamos de la franja de costa que va desde Santa Cruz del Norte hasta Canasí, a minutos en automóvil en viaje monofamiliar, o en la cama de un camión multifamiliar con lona bancos taburetes y tamales, quizá un poco mas de tiempo rodando en la intermunicipal y zigzagueante ruta 126 de las 8 o en el trencito de Hershey de las 11 y media y que iba hasta la destilería, (siempre con su penetrante olor a mosto y salitre) girando, por Vía Blanca hacia el Este mirando a la Izquierda por debajo de la linea del horizonte, diente de perro filoso y oscuro mordiendo el azul del mar del estrecho y el verde de las uvas caletas, a la derecha las colinas de la Cordillera Habana Matanzas verdes ondulantes soleadas y a veces moteadas con parches oscuros movibles de nubes refrescantes, van quedando atrás una tras otra la inhóspita Boca de Chipiona, la estrecha Rotilla con su ranchón, su trampolín, sus aguas muertas, y sus negros e intimidantes erizos de mar, la oculta y unipersonal Chivita, después siempre a la izquierda elevándose hacia el cielo LA MONJA Y EL FRAILE, a donde sin Vía Blanca llegaron una vez mi padre con un grupo de amigos caraballenses se subieron para después aterrorizados y trepados no poder descender.... hasta que unos guajiros de la zona con escaleras los rescataron..... dejémosles en su frustrada alpinista aventura..... en Vía Blanca de nuevo y después de pasar el puente mas largo de Cuba la abandonamos en el Trébol girando en U salto en la boca del estomago por el súbito bajón de la lomita (shift) entramos en el sombreado túnel de Copas de Laureles, espaciadas casas de playa a ambos lados, de ahí para allá a escoger donde quedarse: El Espigon, La Playa de Los Artistas, La Puntilla, Los Merenderos, Playa Dura o Arroyo Bermejo, esta ultima la única en mi tiempo de adolescente turista local con "construcciones" muro cafetería restaurante y cabañas, después del terreno de pelota el camino costero y tortuoso a Playa Amarilla..... a Principios del siglo pasado el viaje a la playa era en carreta tirada por bueyes mi bisabuelo pedía permiso y lo dejaban fabricar un bohío para varios días a la orilla de la desembocadura del Rio Jibacoa, pescaban con trasmayos enormes sabalos y careyes, me contaba mi abuelo ver a su padre temerario cazador de fortunas en las noches salir a gritarle al fantasma del Pirata Barba Azul que se decía deambulaba penando sobre la laguna de aguas rojizas, los mangles y el río para que le dijera donde había enterrado su cofre...... quizá sin saber que el tesoro era la misma belleza de la zona........ A mi me gustaba regresar a pie desde Arrollo Bermejo, solo ,Oeste... soleada soledad entrando a refrescarme a la derecha en cada playa brincando las trincheras y las escotillas de piedra entre el sonido de las iguanas escapando entre la ojarazca, asomándome al diente de perro para ver desde la orilla las posetas los roncos, los carajuelos y las viejas loras multicolores, los abanicos de mar y los corales bamboleándose, el espumarage blanco y el sonido de las olas reventando contra el arrecife, a la izquierda todo vestidor o cambiadero natural de ropa, monte, hierba de guinea, almazigos y guano cana, solo cuidado con el guao y los captus, en Vía Blanca de nuevo sentado en la baranda metálica esperando en que montarme como bólidos; nos abanican los Alfa Romeos con sus antenas microondas y sus ocupantes interiores con guayaberas, uniformes verde olivos y barritas doradas.. con un apetito voraz abordo la matanzera guagua, pepino vibrador y veo justo al final del puente de Santa Cruz que la cola de la Pizzeria no esta larga, saco mis tres Martis que me alcanzan justamente para lo normado un espagueti,una pizza y una única cerveza sin nombre, con sed y en ayunas de seis horas, estragaito estragaito, mareado, con arena en la rabadilla cruzare el puente de madera, antes miro a la izquierda el Hotel Regina y una lancha torpedera ronroneante enfilando al Norte a la derecha una hilera de tiburones negros boquean y dan dentelladas y aletazos en un piso de cemento, en el horizonte comienzan a verse los tubos de luz de los reflectores de guardafronteras peinando las aguas, tomare mi tren de regreso a Caraballo donde me espera mi cubo de agua burbujeante de ocho litros calentado al sol............ Como caraballense ausente desactualizado y lejos, quizá si vuelvo me pierda al ir de playa entre nuevas construcciones, diferentes monedas y formas de nombrar las mismas cosas... PALADAR para mi siempre fue el cielo de la boca ahora según me cuentan es donde se puede comer mejor y barato, no hay que cuidarse del guao ni de los erizos (que ni se ven a igual que los corales) ni de los captus pues hay hoteles en los terrenos donde se jugo pelota, ahora sería yo el motorizado detrás de un timón abanicando al Verde Olivo parado en Vía Blanca, no vería mas la Pizzeria.., desapareció.. , si me advirtieron que en las cafeterías al pedir agua fría efervescente en botella de ocho onzas este atento a si el dependiente virando la cabeza produzca el sonido gaseoso y presurizado con su boca (pisshhhhh) al momento que la destapa .......y que sediento no me de cuenta que es agua del cubo de su casa y sin burbujas ......aparentemente han aparecido otras especies de tiburones, yo por si las moscas tratare de guiarme por las piedras los farallones y el túnel de laureles, si es que voy ....., si es que no me voy a Punta Cana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario