lunes, 23 de junio de 2014

Por Caraballo en Coche

Autor: Andrés González

Con solamente una peseta los padres abuelos y tutores en las tardes del Caraballo que conocí lograban paz,, tiempo y confianza al poder "deshacerse" de los vejigos y entonces dedicarse a trajinar en la cocina, subir y descansar las piernas, o tener un rato de intimidad( a riesgo de incrementar la familia, por supuesto) Los que hoy por acá no nos atrevemos a perder un nieto de vista, ni a soltarlo de la mano en muchos lugares públicos hechamos de menos los coches de caballo de Tite Blanco y Arrollo, compendios rodantes de Day Care y After School Program,con un efecto hipnoticosedante que por muy ojiduro, intranquilo o espabilado, después del paseo soleado, al ritmo constante y cadencioso del cencerro el pasajerito/a retornaba con plomo en los parpados, listo para la cama antes que la Calabazita se los ordenara "Descapotables,con capacidad infinita, a prueba de accidentes y sin extravíos de la mercancía, lo peor que podía pasar era un aguacero ,con la ventaja que allí la lluvia siempre se ve venir, a lo lejos como cortina blanca con fondo gris ......y si el traje de su príncipe o de princesa, se mojaba por falta de techo en el coche y se le pintaba con el diluido tinte negro del bigote de Arrollo había la posibilidad de irte para la competencia , (Tite Blanco igual no techo pero no bigote ) ,.... ah! y como en Caraballo nunca se lavo en arroyos, sino en bateas , quitábamos fácilmente al otro día las manchas de tinte con agua de lluvia recogida por las canales de los techos y detergente en polvo, blanco .

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