Autor: Andrés González
Se va Mayo aquí y me acuerdo de cuando se iba Mayo en Caraballo, ya para esos días, a casi, casi nadie le quedaba Cake, el de uno por casa, a cinco pesos y en caja de cartón, repartidos a cada bodega del pueblo con anterioridad al segundo domingo del mes, casi todos adornados con una flor de merengue roja y en letra cursiva la palabra “mamá” escrita sobre el merengue blanco.
También a finales de mayo se apilaban las postales recibidas en las casas, eran fotografías a color, de bellas rosas y el reverso dejaba expresar por escrito tu amor y cariño (por 10 centavos) sin límites a todas las mujeres que conocieras. Repartirlas era el problema, millones de tarjetas antes del día de las madres era un esfuerzo colosal, un plan estratégico coordinado entre el correo, los comités de barrio, la FMC, la ANAP, como todo; era la tarea de todos los mayos, el Cake en tiempo y las postales en la mano, causa noble y pura y como todas al final, de lograrse, otra victoria…
Victoria tomó la plaza de cartera después del retiro de Emilio, para las mujeres del pueblo fue un alivio recibir las cartas sin galanteo a domicilio, aunque las “miradas de Emis” eran sin más ni menos un regalo. Gracias a las carreras de Pura la de Cuco la bodega de Tavito salió de todas las cajas de Cake el mismo día y ya el sábado en la noche todas las postales habían sido entregadas. Algunas a más tardar llegaron el domingo, cuando Edelmira recostada al marco de la puerta y con la planta del pie posada en la rodilla opuesta formando un número 4 perfecto recibió las de ella dijo “eso ‘ta en ti” cuando Odalina apresurada por tomar el tren hasta Camaguira recibió las suyas dijo “arriba Rony” arrastrando las erres, y cuando Victoria le entregó las postales a su tocaya la madre de Carlito Limpia Tuercas, oyó que mientras el, perfumado y peinándose tomaba veloz rumbo al parque la curva de la esquina del taller de Neno Ibarra y se volteó para decirle adiós a su madre ajustándose un botón de rosa roja en un ojal alto de la camisa ella aprovechó para gritarle a voz en cuello desde su pequeño portal “jJUICIO Carlitos, JUICIO!”. …
De esos Mayos viejos guardo esas frases y las uso todos los meses del año.