sábado, 7 de octubre de 2017

Mayin, Maestro de Maestros

Autor: Andrés González

El saber hace la calma, nada más inquietante que la incertidumbre que nos llena de dudas y mortificaciones. Con eso de la sabiduría y tomar las cosas sin perder la compostura, he coincidido por mucho, con individuos que ostentan estas dos cualidades, pero con uno de los primeros fue con el caraballense Mario Rodríguez "Mayin Capote".
Me lo encontré para mi alegría en abril pasado en la cola del gas propano en una fila india que avanzaba coreográficamente como la onda que se mueve de las antenitas hacia el final de su anatomía por las paticas de los "cien pies" cuando caminan. Tuvo tiempo entre impulso e impulso de hacerse esa foto que les muestro e intercambiar saludos, después lo vi desentenderse un poco de mí y prestar atención al movimiento de la cola y al igual que el de "alante", agarro al unísono un tanque en cada mano y los movió elípticamente depositándolos suavemente en la aspereza de la acera del parque, con el sonido metálico característico y dar dos pasos más cerca del camión que demoraría 12 meses en volver....
Mayin, maestro de maestros, que con tiza y pizarrón negro paso a paso de arriba abajo despejaba incógnitas, desarrollaba ecuaciones y con aplomo y seguridad, llegaba al resultado. Bueno en Química, Física también y en Biología supe mientras me alejaba del grupo que sabía Mayin la formula química del gas que compraba y hasta cuantas atmosferas de presión tendrían los tanques, o todo sobre la polinización y anatomía de la flor del árbol de majagua que nos sombreaba.......
Pero de él lo más que recuerdo es de su ecuanimidad, desde los tiempos cuando sentado en un sillón de su sala familiar levantaba la cabeza del libro que leía y con mirada indulgente me veía pasar hasta el fondo, como un bólido, en mi bicicleta a entregarle el periódico 'La tarde' en el comedor a su subscrito padre según la lista de Marieta por allá por la calle de la Valla, quien, cuchara de sopa en mano (el viejo Capote) recibía inmediata, información de sobremesa aunque, al precio, de marcar yo con las gomas enfangadas el brilloso piso de cemento de María........

Jaruco 11 y 20 de la noche la ruta 257 a Aguacate ronronea con los últimos pasajeros subiéndose a ella, la próxima, "la confronta".. estará allí a las 2 de la madrugada, Mayin cruza en diagonal la calle frente a las luces del ómnibus que lo alumbran, camisa a cuadros de mangas cortas, abotonada hasta el último ojal del cuello, pantalones de gabardina negros con filo, bajos, y pliegues; zapatos de cordones acharolados, brillosos, maletín de cuero atestado y un paso lento, sin prisa. Sube, a la acera, se acerca a la puerta lentamente, que se cierra justamente en frente a su cara, sin inmutarse balbucea... "Se fue".... la contempla enfilar hacia el crucero de la línea, humeante, y empercudida, luego sube al portal de la bodega de Felipe se recuesta a la baranda y con la mayor tranquilidad del mundo con paciencia de sabio en portal chino le echa un vistazo a la esfera de su reloj pulsera.., ....te queremos profe.