Llegó a las cafeterías
de la zona y a Caraballo, desconocido blanco y amargo, intrigado consulté entre
otras cosas con Masuja el moro mientras se mecía en un sillón en el portal de María
Luisa y Sara...Sí, lo conocía "mu reeco" dijo, con su acento mediterráneo
mientras trataba de espantarse rítmicamente los mosquitos con un trapo blanco. También
escuchamos atentos en los bancos del parque las opiniones de los que ya habían
topado con el en la ex Barbodega de Pepe Pou. Ciertamente
teníamos razón para desconfiar, los sesentas fueron una agresión vil, una
alevosa masacre contra todos los sentidos, principalmente el del gusto y
olfato; baste mencionar la pasta dental y el jabón de tocador ruso, las
mermeladas búlgaras y la leche en polvo de las escuelas al campo; uuaafff...!!
Cuando por fin una tarde fuimos vírgenes de paladar a su encuentro su
nombre raro y ajeno ya aparecía en la tablilla de arriba de la nevera junto a
los cangrejitos y el pan con "pasta", YOGURT, leímos por primera vez….Sentados
en la barra, rotando en los asientos, acostumbrados, y primerizos vimos
perderse, la jarra de aluminio en la mano de Pepo el dependiente por la boca de
la cantara, penetrando casi hasta medio brazo: un breve recolector movimiento
circular y de vuelta emergió, repleta y goteante hasta que la puso en las alas
del fregadero metálico, de ahí y de uno en uno fue llenando cremoso y
chapoteante vaso a vaso y nos entregó una cuchara de aluminio, nos arrimó un
pomo de azúcar blanco grisoza amelcochada (técnicamente nombrada por los
muchachos del MINAZ "Blanco directo"). Pepo se alejó dándole trapazos
a las moscas que se paseaban vivaraces por el mostrador advirtiéndonos no meter
la cuchara embarrada de yogurt en el pomo del azúcar.
Tome un primer sorbo y el agrio me abofeteó el paladar; dándome un
tiempo mire hacia la bodega de Castro, Cleofe padre modelaba esperando el tren,
una enorme camisa roja que tenía pintada en la espalda con naciente tallo verde
en el cuello unas siete manos de plátanos manzanos amarillos, todo un racimo de
arriba abajo, Mire el vaso repleto de yogurt, de nuevo mire afuera, me fije que
Nango vino a buscar su Granma, le dio el medio al Manco, y con una mueca, sin
mirar el periódico lo hizo un royo y se lo metió en el bolsillo trasero del pantalón,
sacó un pañuelo rojo para secarse el sudor brilloso de su cara color negro
azabache, como la semilla de un mamey y se fue rezongando línea arriba de
vuelta a su casa. Las visiones de la 4 esquinas me trasladaron en tiempo y espacio
al bar de Abreu eligiendo entre un batido de mamey o platanitos fruta.. .... Pepo
vino a mi rescate, me le agrego dos cucharadas más de azúcar al vaso me lo batió
y me dijo "dale ahora"................