viernes, 17 de julio de 2015

La PAX TAMBIEN SE PAGA

Autor: Andrés González

Domingo, día en que según Las Santas Escrituras se designó para los vivos que trabajamos, entre otras cosas descansar en paz. Tome posición inclinada, casi horizontal y revisando la correspondencia me enfrente a dos ofertas financieras para cubrir mis gastos funerarios, acabo de incinerar afuera dos explícitos y decorados panfletos que me ofrecían rebajas para reservar un nuevo mausoleo en construcción en el cementerio local, eso sí, debía apurarme pues la oferta expiraba dentro de unas semanas, SOLABAYA...........
Los vivos y los muertos de Caraballo no estábamos muy acostumbrados a comercializar y planificar tanto la estancia en el "mas allá" por supuesto allá LA PAZ sepulcral, en mi modesta opinión no la hemos podido conseguir al 100% ni los dolientes ni los difuntos...
A finales del siglo XIX con su táctica de Reconcentración el Ibérico Valeriano Wayler lleno a Caraballo de gente, enseguida las enfermedades y la desnutrición se hicieron cargo de disminuir el número de habitantes por kilómetro cuadrado, pero rebozaron su pequeño cementerio, recuerdo una noche a mi intelectual amigo Neneyo Ancheta sentado en un banco del parque, anonadado después de salir de revisar en los manuscritos de la iglesia, los asentamientos diarios de defunciones de la época, y las escasas edades de los fallecidos, me dijo "fue un genocidio", por suerte después de oírlo me pase al banco donde Miguel el maestro estaba dando un recital de cuentos de relajo y me fui a dormir más contento...Sí.., volviendo al tema, fue tanta la demanda que la parcela posterior a la iglesia se empezó a ver saturada y sin espacio para más enterramientos, de ahí que se decidió exhumar los restos y trasladarlos a un osario comunal en otro nuevo camposanto, con muros de piedra y cemento más alejado del pueblo, en la Calle Real al Oeste..; detrás de la iglesia, (paradoja caraballense), un parque infantil fue construido, "Paz" ??? con los inocentes vivos correteándole arriba, a los inocentes muertos, impulsándose en los botes y tirándose por las canales, dándote quimbazos en la planta alta con el dichoso cachumbambé, y arrastrándose colgados y polvorientos del Tío Vivo sobre sus coterráneos muertos . "Ya no estaban allí" me dirán ustedes, eso pensaba yo cuando paraba de jugar para orinarme junto a las farolas, es más, decían, "que había sido un CEMENTERIO", nada seguro, rumores...
Hasta que comenzaron las excavaciones en los sesentas, para hacer el MURITO (Sesentas, muro, muertos y comunismo redundante la cosa). Dicen que vista hace fe, sobre los montículos de tierra negra paleados, desde la zanja y ante nuestros asombrados ojos, comenzaron a aterrizar blancos huesos largos y cortos homoplatos, costillas, cráneos y falanges, recogidos sin mucho ceremonial fueron llevados esta vez y sin parar la obra, a el tercer y actual cementerio, el segundo ya Caraballo lo había alcanzado creciendo hacia los Cuatro Caminos. Se sembraron una hilera de almendros junto al murito, a partir de ahí regresando del cine, a madia noche, registré velocidades Figuerolicas, con arrancada en la esquina de Ibarrola y dramáticas llegadas de pecho con estruendosas tumbadas de taburetes empujando las dos alas de la puerta de mi casa. Los almendros, su sombra y sus frutos que nos comíamos en paz sentados en el murito duraron hasta que otro descendiente Ibérico ordeno cavar esta vez más profundamente, apareciendo más osamentas, para refugiarnos de una inminente guerra y bombardeo, que de haberse consumado hubiese sido una permuta entre caraballenses vivos y muertos por un espacio sepulcral común y gratuito. Con el Cementerio en los Mangos de Peña, todos pensamos que la paz había llegado para vivos y muertos, todo rutina y la rutina es o tiene algo de paz.
La noticia, el nombre del difunto, el Compasivo funerario Ernesto Botellita, lidiando con el ataúd, sobre el acordeón metálico con ruedas el crucifijo plateado al centro, enmarcado por el oscuro paraban como telón de fondo, las coronas y el olor penetrante de los clavelones, los dos capiteles simulando rojas velas eléctricas, la madrugada infinita y los cuentos de velorio, la caminata silenciosa del cortejo por el pueblo al sonido de los espaciados campanazos y los chasquidos de las sillas de tijeras cerrándose detrás en la casa después de la salida del entierro, la línea de carros de alquiler que lo siguen hasta la salida del pueblo frente a las ruinas del segundo cementerio donde unos se montan y otros se regresan, así deje yo aquello en Paz, por las ventanillas abiertas te entraba aire bueno para secar lágrimas y al final de la cinta gris de la carretera, las dos hileras de palmas reales rumbo a Bainoa te avisaban que habías llegado; y a tu izquierda los muros amarillos del Cementerio, su chirriante verja metálica siempre abierta y en lo más alto del marco de la entrada tres letras rezan en latín PAX, llegar el cortejo, parquear en paralelo, las gomas de los automóviles chirrean sobre la gravilla, silencio sepulcral, bajar y entrar el féretro, los últimos sollozos, mezclados con el pétreo y sordo sonido al rodar la pesada tapa de mármol. Miguel El Patero con un cubo de cemento fresco a mano limpia sella la lineal hendidura entre pared y la tapa de la bóveda del nuevo inquilino, mientras le apilan las coronas nos escapamos a visitar haciendo equilibrio y de lado, aprovechando el viaje, las otras tumbas, aquí está " fulano".. y seguro, ..ahí estaba fulano....
Solo una vez en una de esas ocasiones Oscar Amores mi tío abuelo aprovechando uno de esos entierros Caraballenses fue a promover y mostrarnos con orgullo la bóveda familiar que estaba construyendo, bajo por la escalera de madera hasta el fondo y dijo con voz de ultratumba "me hacen falta dos sacos de cemento", poco después murió en mi casa, "de vieja", Hortencia.  Cuando la fuimos a enterrar allí, el ataúd no cabía, no entraba horizontal, la dejamos, inclinada, en 45 grados, pero en paz, igual que en la posición que miro y analizo ahora, cómodamente reclinado esta propaganda y me da por pensar...Hay un potencial negocio para el que se dedique a garantizar la paz eterna en nuestro inhóspito Inseguro y profanado Tercer Cementerio, solo necesitaría un poco de inversión, alambradas eléctricas, garitas elevadas con guardias incorruptibles, bien pagados con reflectores, armas largas y equipos de visión nocturna, sepulcros computarizados, con cámaras , vigilancia satelital, y conexión a internet, no importa que sea estilo campo de concentración de la UMAP, STALINIANO, NAZI O GUANTANAMERO. Espero que los Ibéricos o los yumas, o la empresa Gaviota con su experiencia empresarial se decidan, y nos den paz y tranquilidad en vida y así poderle entonces poner un real EPD a nuestros fieles difuntos en sus tumbas ........y anuncienseeen!!!, es negociiooo!l, les va a dar billeteee !!!!La PAX TAMBIEN SE PAGA.